El y ella son miedo y esperanza; el miedo
es tripa y la esperanza, corazón. Ellos juntos son necesidad. La
necesidad es fe; la fe siempre es incierta. Y así fue como la incertidumbre se
les convirtió en un estorbo para vivir, dejando que los días se acumulen y bauticen
en tiempos de amor y miedo encarnizado. Ese muchacho se quiere salvar, pero él
es débil y los débiles no entran en el reino del amor, que es un reino impío y
mezquino donde solo los atrevidos y de ánimo resuelto logran caminarlo y
apreciarlo. Ella sí es atrevida, o tan solo humana. Y por eso el tiempo para
ella es solo tiempo. Ella no exige más que sentir que mientras dure, que sea
infinito.
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