3.4.20

Un gran día en la ruina

Despertar extraño: como de no haber dormido en toda la noche y a pesar de todo sentir la cabeza lúcida y el ánimo ligero. Voy flotando al baño, luego a la mesa de la cocina. Apenas me doy un salpicón de agua tibia en el rostro. Debo seguir todavía en algún sueño, me digo ya sentado frente al plato con los bizcochos. Bea sirve el café mientras. (En cuanto se vaya a trabajar me dedicaré a pasar el día entero entre las ruinas de mi inteligencia. Me lo merezco.) Decido de repente no tomar el café para evitar cualquier cambio en este animo de noble arruinado que flota por la casa. Para no levantar sospechas me mojo los labios. Simulo. Hago tiempo. Bea ahora se mueve con prisas. Ahora se pone el abrigo. Ahora me saluda con un beso. Ahora por fin cierra la puerta. Espero hasta escuchar la puerta del ascensor cerrarse antes de alejar la taza de café y el plato con bizcocho. Respiro hondo y me pongo de pie. El ánimo extraño sigue aquí y eso me alegra profundamente. Miro toda la casa desde donde estoy: la taza de café, el plato con bizcocho, la biblioteca, más allá el sofá y la mesa con las revistas, luego la puerta al patio, y afuera las plantas. Mi reino por el resto del día. Me asaltan de repente esas palabras de Gil de Biedma que tanto me gustan: no leer, / no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, / y vivir como un noble arruinado/ entre las ruinas de mi inteligencia. 
Presiento que hoy será un gran día. 

13.9.19

Estamos aquí

Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el Estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza, estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos.

CB

10.8.19

El viaje vertical

Estoy preparando una expedición a la Atlántida, y no he de tardar mucho en hundirme en el abismo más profundo, y si un día me buscas has de saber que podrás encontrarme en una casa del Ensanche, en una casa de la Gran Llanura que se halla al norte de la capital de la isla hundida. Por lo demás, todo perfecto. Soy amigo de Claudio Magris. Me he hecho judío, de la rama jasídica. De Cataluña me acuerdo, pero ya me dirás tú dónde está. Me dedico a la cultura sin disciplina, doy conferencias sobre las islas y su mitología, le he montado una librería a tu primo Pablo, voy a ser el protagonista de una novela, pinto puertos metafísicos con muchas palmeras, que a veces parecen saxofones y otras recuerdan la silueta de Kim Novak. Por las mañanas voy al colegio y por las tardes a la universidad. Espero morirme sabiendo qué es el Big Bang y, en fin, soy un experto en la sabiduría de la lejanía. Recibe un abrazo Atlántico de tu padre artista.

-EVM


8.6.18

Viernes 3am

No me sabe mal llevar la boca cerrada. Son ustedes quienes han convertido el silencio en palabras.

7.6.18

Curiosas obsesiones

¿Acaso no han existido desde el comienzo de los tiempos hasta nuestros días, hombres sabios, como el propio Salomón, aficionados a dejarse llevar por curiosas obsesiones?
Y si un hombre va abriéndose camino pacíficamente montado en su obsesión y no nos obliga ni a usted ni a mí a subirnos con él (¿qué nos importa a ninguno de los dos?), a creer en él, ¿acaso no es ésa la fuerza de la verdadera creación?