21.1.17

El sonido del comienzo

Los comienzos no deberían inspirar demasiado respeto. Sino se corre el riesgo de vivir paralizado frente a la posibilidad, y la sospecha me dice que en la acción seré mucho más de lo que creo ser. (Si tan solo pudiera ignorar el paso del tiempo con el mismo empeño con el que ignoro tantas otras cosas fundamentales.)

Termino de guardar mi ropa de la forma más prolija que puedo dentro del tarro de pintura en el que la transporto. Abro la puerta de la choza y el día aún no despunta. El mar arrastra basura a los pies de la isla. El ruido de las olas barriendo caracoles. El color inconfundible del día que ahora ya comienza a despuntar. Buenos días, me dice la mujer que lava una tela amarilla y negra sobre un tronco hueco suspendido entre dos ramas con forma de Y. Buenos días, me dice el hombre que pasa a mi lado y se detiene apenas un metro más adelante para orinar sobre los caracoles que barren las olas.

(¿Estás oyendo el ruido de la orina golpear los caracoles? ¿Estás oyendo a la señora fregar su tela contra el tronco poroso? ¿Puedes escuchar al día despuntar?).

Buenos días contesto a todos. Buenos días me digo ahora en silencio, y no puedo evitar la parálisis del respeto. Los días no deberían comenzar, ni terminar. Los comienzos y los finales esconden una belleza que no me puedo permitir. Yo nací para tropezar, no para añorar.




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